Ruta de los Castillos de La Rioja

Ruta de los Castillos de La Rioja

Encrucijada de caminos, fértil valle y frontera natural hacia la meseta castellana, La Rioja atesora una gran historia forjada desde tiempos inmemorables cuando fue motivo de disputas entre las diferentes tribus y culturas que aquí habitaron. Tras la reconquista los reinos castellanos se disputaron su control a sabiendas de la importancia tanto estratégica como económica de controlar esta comarca rica en recursos. Testigos mudos de tan ajetreada historia son los diferentes castillos y fortalezas defensivas que en gran número pueblan esta región y que se sitúan en valiosos rincones como si de una partida de ajedrez se tratase.

Propuesta de itinerario para visitar los castillos de La Rioja

La ruta de los Castillos de La Rioja nos llevará a descubrir parte de los Castillos de La Rioja que aún resisten las acometidas, ya tan solo del tiempo, en sus estratégicas ubicaciones, desde donde podremos disfrutar de las magníficas panorámicas que desde ellas se dispone y que sin duda eran parte de su importancia estratégica para el control de esta comarca.

Castillo de Sajazarra

La localidad de Sajazarra, fundadora de la Hermandad de Álava junto con Vitoria, Miranda de Ebro, Pancorbo y Salvatierra, marca el punto de partida de esta ruta. Esta villa fortificada, famosa por su Festival de Música Antigua, alberga en su interior el Castillo de Sajazarra, uno de los mejor conservados de toda La Rioja. Edificado en el siglo XV y de propiedad privada, el solo paseo por sus alrededores nos transportará a épocas pasadas mientras que observamos su torre del homenaje culminada por almenas y matacanes o nos llevará a descubrir parte de la antigua muralla que protegía la villa, frontera entre los Montes Obarenes y el amplio valle del río Tirón.

Castillo de Briones

Partimos de Sajazarra dejando a nuestra espalda la afilada silueta de los riscos de Cellorigo, emplazamiento de otro castillo hoy desaparecido, donde acontecieron sendas Batallas de Cellorigo en las que las huestes de Alfonso III derrotaron hasta en dos ocasiones a las tropas de Al-Mundir, hijo del emir de Córdoba Mohamed I, poniéndolas en retirada. La carretera nos brinda la oportunidad de acercarnos hasta Anguciana para visitar la Torre-Fuerte de los Salcedo, otra muestra de la arquitectura militar tan abundante en La Rioja. La N-232 será nuestra compañera en gran parte del recorrido, comenzando nuestro periplo por ella en las proximidades de Tirgo, donde como no podía ser de otra manera nos acercaremos hasta Cuzcurrita del Río Tirón para visitar su bien conservado castillo. Esta carretera nos conduce hacia nuestra siguiente parada haciéndonos pasar de soslayo por las localidades de Casalarreina, que según se comenta fue nombrada así por Juana I de Castilla, y Haro, capital del vino de Rioja. Briones conserva su estructura y ambiente medieval protegida por sus murallas que delimitan un casco urbano aposentado sobre el promontorio en el que allá por el siglo XIII se erigió el Castillo de Briones. Muestra de la nobleza e importancia que esta villa atesora son sus cuidados palacios y blasonadas casas que junto al resto de su patrimonio histórico artístico nos hacen ponernos en la piel del vigía que desde lo alto de la torre del homenaje, único resto que se conserva del castillo aquí situado, observaba el extenso valle del Ebro en busca de ejércitos enemigos.

Castillo de San Vicente de la Sonsierra

Desde el magnífico mirador de la torre divisamos la siguiente conquista a realizar, recorremos la carretera que une ambas localidades y que nos lleva a cruzar el río Ebro para poder acceder hasta el interior de San Vicente de la Sonsierra, otro claro exponente de villa fortificada, conocida en el mundo entero no solo por sus caldos sino también por sus tradiciones, como la de los Picaos de San Vicente. En su parte más elevada, buscando la ventaja estratégica y defensiva que aporta esta situación, encontramos el recinto amurallado que alberga los restos del Castillo de San Vicente de la Sonsierra, que data del siglo XII, y junto a él, buscando su protección, se sitúan la ermita de la Vera Cruz del siglo XIII y la iglesia de Santa María la Mayor del siglo XV. Aquí podremos visitar la Torre del Reloj que acoge en su interior el Museo de los Relojes, o imaginarnos por un momento que salimos de Picaos por la puerta de la ermita de la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Del castillo también se conservan la torre del homenaje e igualmente se pueden apreciar las diferentes líneas defensivas que formaban sus murallas.

Castillo de Davalillo

Como si de la punta de lanza se tratase, nuestra siguiente parada ha estado frente a nosotros en nuestras dos últimas visitas, observándonos en lo alto del promontorio sobre el que se erige. Retomamos la marcha volviendo sobre nuestros pasos para reencontrarnos con la nacional y seguir por ella hacia San Asensio, lugar de la popular Batalla del Clarete. Antes de llegar a esta localidad deberemos desviarnos para encaminarnos hacia el siguiente castillo, el momento justo del desvío viene marcado por la señal que nos indica el acceso a la estación del ferrocarril de la localidad, ya que ambas vías comparten cruce con la nacional. Nada más tomar este desvío, dejando atrás la pista que lleva hacia la estación, encontraremos los carteles indicativos que nos llevarán por una pista asfaltada entre viñedos hasta el Castillo de Davalillo y junto a él la ermita de Nuestra Señora de Davalillo, desde donde ascenderemos, ya a pie, hasta las inmediaciones de la fortaleza. El cerro donde se ubica permite una amplia visión de las tierras que lo rodean, el río Ebro, la sierra Cantabria y del Toloño, junto a los viñedos que nos envuelve aportan a este castillo un gran valor paisajístico del que disfrutar junto al histórico que sin duda tiene.

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Castillo de Clavijo

De vuelta a la nacional nos encontramos dirigiéndonos hacia Logroño, no sin antes pasar junto a otra de las muchas fortalezas que podemos encontrar en La Rioja, la torre-fuerte de Torremontalbo, dirigiéndonos desde allí hasta Cenicero, localidad riojana en la que podemos encontrar una centenaria estatua de la Libertad, erigida en conmemoración de la Defensa de los cenicerenses frente al ejército carlista. El curso de la nacional también nos lleva a pasar por Fuenmayor, que celebra desde tiempos inmemorables la fiesta de Los Marchos, en la que se prende hogueras con todo lo inservible del año al toque de las campanas. Logroño capital de La Rioja, marca el momento de abandonar por ahora la nacional y continuar siguiendo la carretera que une esta ciudad con Soria, para a los pocos kilómetros dirigirnos hacia Alberite nombrado en las crónicas del Cid Campeador, ya que éste en una de sus incursiones, atacó esta localidad. Con la silueta de nuestro objetivo ya frente a nosotros atravesamos Alberite dirigiéndonos hacia La Unión y después a Clavijo, en donde sobre una enorme peña nos aguarda el Castillo de Clavijo. La espectacularidad del emplazamiento de esta fortaleza junto a su mística unión con el Apóstol Santiago, hacen de éste uno de los castillos más emblemáticos y conocidos de toda La Rioja, el acceso una vez en la localidad de Clavijo lo debemos realizar a pie ascendiendo la corta y acondicionada senda que salva el desnivel que nos separa de él. A caballo entre el valle y la sierra, la panorámica que podemos contemplar nos permite diferenciar claramente el cambio radical del entorno que nos rodea con tan solo mirar hacia un lado o hacia el otro.

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Castillo de Jubera

Una vez recreada en nuestra mente la batalla ganada a los sarracenos, gracias a la colaboración de Santiago Apóstol, regresamos hasta las puertas de Alberite, para antes de atravesarlo desviarnos hacia Ribafrecha, puerta de entrada al valle del Leza y al Camero Viejo. Aunque una vez más, justo antes de llegar a la localidad, deberemos volver a tomar otro desvío que nos lleva hacia Ventas Blancas, para desde allí ascender siguiendo el curso del río Jubera hasta la localidad que recibe su nombre.Tiempo atrás esta comarca tuvo una prospera industria minera, basada en el plomo que se extraía de sus entrañas y del que ya solo queda un pequeño parque temático en el que podremos adentrarnos en el interior de los Túneles de los Moros, como se conoce a las Minas de Plomo de Jubera. Posiblemente de origen musulmán, el Castillo de Jubera se alza en lo alto del cerro bajo el que se sitúa la localidad, por lo que para llegar hasta él nuevamente debernos desplazarnos a pie y subir la senda que desde Jubera asciende hasta las inmediaciones de los restos del castillo. Desde lo alto, rodeados de montañas, dispondremos de una perfecta visión del valle del Jubera que se alarga en busca de su unión con el valle del Ebro.

Castillo de Aguas Mansas

Finalizada la visita a este castillo retomaremos la marcha regresando por la carretera que nos trajo hasta aquí para tras atravesar Ventas Blancas seguir en dirección a Murillo del Río Leza, localidad donde convergen el valle del Jubera y del Leza dándonos paso nuevamente al valle del Ebro. Desde Murillo del Río Leza nos encaminamos hacia la N-232 a la que llegamos justo a la altura de Agoncillo al que accedemos tras cruzar la nacional. Antiguo asentamiento celtibero, la localidad conserva un gran número de restos arqueológicos que atestiguan la historia aquí acontecida, además de ser paso obligado del Camino de Santiago del Ebro. Uno de estos monumentos es el Castillo de Aguas Mansas, perfectamente conservado, se tiene constancia de sus orígenes posiblemente musulmanes, hoy en día parte de su estructura es utilizada por el ayuntamiento de la localidad y por la biblioteca municipal garantizándole así su conservación.

Castillo de Arnedo

Desde aquí retomamos la compañía de la nacional para dirigirnos, sin prisa pero sin pausa, hacia la milenaria ciudad de Calahorra, importante emplazamiento en época romana que atesora un gran patrimonio artístico y cultural gracias a su dilatada historia. Desde Calahorra, despidiéndonos ya de la nacional, nos dirigimos hacia Arnedo, ciudad del calzado, antes de llegar nos cruzamos con los accesos primero hacia Autol y posteriormente hacia Quel. Desvíos que nos permitirán conocer los restos del castillo de Autol, junto a sus visitadas formaciones rocosas conocidas como El Picuezo y La Picueza. Dirigiéndonos luego hacia Quel, cuya tradición del pan y el queso atrae todos los años a numerosos visitantes, podremos subir hasta el Castillo de Quel que se alza en lo alto de la vertical pared que franquea la localidad y al que llegamos siguiendo una pista que parte justo a la entrada del pueblo según llegamos desde Calahorra. El río Cidacos marca la táctica para posicionar las fortalezas defensivas que controlaban este floreciente valle y estos castillos, junto con el de Arnedo, son la punta de lanza de otros que río arriba formaban el entramado defensivo de esta región. Los restos del Castillo de Arnedo, uno de los más importes de La Rioja en época medieval, se alzan sobre lo alto del cerro que domina toda la localidad. Este castillo ha sido motivo de numerosas reconstrucciones hasta llegar a la que hoy podemos contemplar.

Castillo de Cornago

Desde Arnedo podemos dirigirnos directamente hacia nuestra última parada o bien nos podemos decidir a conocer parte de las fortificaciones que se ubican río arriba, como el Castillo de Herce, el de Arnedillo o el de Préjano entre otros. También podemos optar por, según nos dirigimos hacia Cornago, desviarnos para visitar el Castillo de Muro de Aguas. Otro de los mejor conservados de la comunidad es el Castillo de Cornago, cuya titularidad ostentó el noble castellano Don Álvaro de Luna, en la zona podemos contemplar también huellas de Ignitas. Ésta fortaleza conocida así mismo como el Castillo de la Luna, dispone de un centro de interpretación en el que nos sumergirán en la historia y hechos que aquí acontecieron, dándonos la oportunidad de conocer un poco más sobre este emplazamiento que forma parte de los más de cuarenta que defendieron esta región a lo largo de la historia, como el de Leiva, el de Nalda, el de Cervera del Río Alhama o el de Aguilar del Río Alhama junto con tantos otros que en mejor o peor estado todavía dan testimonio de su existencia.

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Mapa de la ruta

Este mapa es un croquis hecho como ejemplo de la ruta, en ningún caso representa el mejor o el único itinerario a seguir. En su desarrollo no se han tenido en cuenta las normas vigentes de circulación o el estado de los lugares por donde pasa y que pudieran afectar a su trazado.