Hoy en día son muchos los Caminos, cada uno con sus particularidades, los que nos ofrecen la posibilidad de peregrinar hasta Santiago. Muchos de ellos se unifican en uno solo y prosiguen juntos rumbo a la tumba del Apóstol. El más popular es el llamado Camino Francés, siendo éste el que para una persona sin experiencia y poco habituada a las largas caminatas, más facilidades aporta, al ser el más concurrido y el que cuenta con un mayor número de servicios ligados a él. Esto no quiere decir que el resto de Caminos no sean apropiados o que éste sea el más fácil, al contrario, todos ellos nos aportan unas particularidades exclusivas que son las que nos deben guiar a la hora de decidirnos por uno u otro.
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El tipo de orografía, la época del año en la que vamos a realizarlo y nuestra experiencia y condición física, son los factores a tener en cuenta para esta decisión. Por ejemplo las etapas que atraviesan el Pirineo por el Camino Aragonés y Francés no son muy aconsejables realizarlas en invierno, ya que la nieve, la niebla y el intenso frío nos puede poner en un apuro. El Camino del Norte o el Primitivo son unos preciosos recorridos, pero exigen de una mayor forma física al discurrir por terrenos montañosos, al igual que el Camino Vasco del Interior también tremendamente bonito y físico.
El peregrino que ha recorrido más de una vez el Camino sabe que por muy bien preparado que estés, te llevará al límite en alguna que otra ocasión.
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