Es una villa situada en la parte central de la Comunidad Foral de Navarra, en lo que se llama Zona Media, en la merindad de Olite, comarca de Tafalla. La presencia del hombre en Artajona se remonta al tercer milenio antes de Cristo como así lo atestiguan los dólmenes del “Portillo de Enériz” y “La Mina”. Los romanos también se asentaron en el lugar que hoy ocupa el pueblo y alrededores, de los cuales queda como legado un milario del siglo III y con él el primer escrito hallado de la historia de Artajona. Durante la Alta Edad Media la zona se despobló y los que quedaron se agruparon junto al Cerco, pero no tardando mucho, a finales del siglo XI, el canónigo Hugo de Conqués, impulsó la repoblación y con ello el crecimiento económico de Artajona.
Los siglos XII y XIII vieron el auge de la villa que llegó a ser el priorato más rico de los arciprestazgos de la Ribera y Valdizarbe. Las pestes del siglo XIV redujeron notablemente la población y para evitar el abandono y como recompensa a las ayudas prestadas a la corona, el rey de Navarra Carlos III el Noble la otorga el título de muy noble, ilustre y leal villa de Artajona, la concedió fueros y a sus habitantes les declaró hombres libres e infanzones, desde ese momento pasó a ser villa realenga. A finales de la Edad Media, Navarra se integraría en la España de los Reyes Católicos; en la guerra civil navarra, siglos XV y XVI, entre agramonteses y beaumonteses, siendo Artajona agramontesa, cayó bajo el señorío del linaje Beaumont. El Real Consejo del Reino, después de más de un siglo de pleitos, restituyó a Artajona el rango de “Buena Villa” y la incorporó a la Corona y Patrimonio Real.
En Artajona el pasado, el presente y porque no el futuro, se entremezclan y brindan al visitante la oportunidad de imbuirse en la historia pasada con tanta presencia del lugar. En esta pequeña villa, que incluso fue regalo de bodas del rey García Ramírez a su esposa doña Urraca, el medievo está presente en sus callejas y calles empedradas, en sus pasadizos del siglo XVIII o en sus monumentales casas y palacios adornadas con blasones de la calle Mayor; en el Cerco, recinto amurallado del siglo XII; en la iglesia fortaleza de San Saturnino del siglo XIII. En el Rabal o zona baja de la villa, fuera de los muros, se encuentra la iglesia parroquial de San Pedro, gótica del siglo XIII que luce una esbelta torre medieval y una bonita portada. En las afueras de Artajona la basílica de Nuestra Señora de Jerusalén, del siglo XVIII, alberga en su interior una famosa talla románica de la Virgen de Jerusalén, patrona de la localidad, y también a las afueras pero en dirección contraria, la ermita de San Bartolomé guarda una gran talla del santo. Artajona además conserva un impresionante relicario gótico de la Vera Cruz, por lo que la convierte en localidad de paso imprescindible para los peregrinos que, siguiendo el itinerario de la ruta templaría de El Camino de la Vera Cruz, desde Roncesvalles y compartiendo el Camino de Santiago francés, llegan a Puente la Reina para desde allí continuar su peregrinaje hasta Caravaca de la Cruz, una de las cinco ciudades santas del mundo, Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz, donde se custodia y venera un Lignum Crucis.
Si se tiene la gran suerte de visitar Artajona en un día especial de fiestas se podrá disfrutar del concierto de campanas que, tañendo asincrónicamente, son bandeadas por un grupo de vecinos preparados para ello, " los bandeadores", llenando el aire de unos acordes muy especiales. Las campanas de Artajona forman parte de su patrimonio, además la villa puede decir con orgullo que es el único lugar del mundo en el que las campanas se bandean al revés. El visitante, ávido de experiencias, y para completar tan intenso recorrido por la vida e historia del pueblo, puede acercarse a una de las muestras más importantes de la cultura megalítica en Navarra, los dólmenes que se encuentran a pocos kilómetros del casco urbano, el del Portillo de Enériz, en el que se diferencia claramente la cámara funeraria y un corredor, y el de la Mina de Farangortea.
Artajona celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Jerusalén el 8 de septiembre. A San Saturnino, patrón de Artajona, se le homenajea el 29 de noviembre. En marzo el fin de semana coincidente con San José se celebran las fiestas chicas. En Artajona se celebran también varias romerías como la de San Bartolomé el 24 de agosto o la romería de la Virgen en mayo.
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Entre los actos que se celebran en Artajona para festejar a su patrón San Saturnino, castañada popular, aizkolaris y harrijasotzailes, "cortadores de troncos y levantadores de piedras", está la singular y tradicional carrera de Layas. Jóvenes del pueblo, vestidos para la ocasión y subidos en layas, antiguos aperos de labranza, compiten por ser los primeros en llegar, ascendiendo por una empedrada cuesta, al Cerco medieval.
La talla románica de la Virgen de Jerusalén llama la atención por su pequeño tamaño, tan solo 31 cm de altura, es de bronce y tiene adornos esmaltados, es una imagen relicario del siglo XIII, era una pequeña Virgen de batalla, que se llevaba sobre el arzón del caballo como protección en las batallas o en los peligrosos viajes a Jerusalén. La imagen guarda como reliquia tierra de los Santos Lugares. Para poder admirar a la patrona de Artajona, los frailes que viven en un edificio adjunto al santuario dejan la llave si éste se encontrara cerrado.
Cuenta la leyenda que Godofredo de Bouillon, protector del Santo sepulcro y líder de la primera Cruzada, estando en tierra Santa en el año 1.099, quiso recompensar el valor y la ayuda prestada por el capitán artajones Saturnino Lasterra, ofreciéndole lo que él quisiera pero éste, despreciando riquezas y posesiones, le pidió la imagencita que Godofredo llevaba en el arzón de su caballo. El rey después de pensárselo, pues para él esa imagen de la Virgen era un amuleto y un verdadero tesoro, según parece estaba hecha por Nicomedes y pintada por San Lucas, muy entristecido accedió a ello y Saturnino regresó a su tierra portando junto a la talla de la Virgen, tierra del Santo Sepulcro y un Lignum Crucis que hoy se venera en la parroquia de la villa. En el viaje de regreso a Lasterra empezó a faltarle el dinero para costearse posada y como prenda dejaba la imagen de la Virgen, pero cuál no sería su sorpresa cuando de nuevo en el camino encontraba en sus alforjas a su preciada imagen. Su llegada a Artajona fue vitoreado y colmado de honores y él depositó el preciado tesoro que traía en la entonces iglesia parroquial de San Saturnino. Tiempo después se levantó una iglesia, en diferente ubicación a la de hoy, para albergar a la Virgen de Jerusalén.
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Hasta Artajona podemos llegar desde Tafalla siguiendo la NA-6030, esta misma carretera a su vez une Artajona con Mendigorría y desde allí a través de la NA-601 con Puente la Reina y con la autovía del Camino entre Pamplona y Logroño. También podemos acceder a la localidad siguiendo la NA-6020 que llega hasta Artajona procedente por un lado de la carretera entre Tafalla y Estella y por el otro desde la N-121 en las proximidades de Pamplona.
Artajona cuenta con servicios de autobús que cubren diferentes trayectos y que diariamente la unen con Tafalla, Pamplona, Obanos, Puente la Reina o Logroño y los demás pueblos cercanos y en las rutas. La parada de autobús se ubica en la C/ Calle Hospital, 20-24.
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