Viajando a la protohistoria prerromana
Tiene una curiosa y nada habitual situación pues se asienta en una zona llana, está cercano al municipio de Laguardia del que forma parte y protegido por los montes que conforman la muralla natural de Sierra Cantabria. El Poblado de La Hoya es un importante yacimiento arqueológico que deja al descubierto un gran asentamiento poblacional que abarca desde finales de la Edad de Bronce, siglo XII antes de Cristo, hasta el siglo II antes de Cristo, finales de la Edad de Hierro. Descubierto por casualidad en 1.934 por un vecino de Laguardia, fue en posteriores décadas cuando se hicieron y ampliaron los trabajos de excavación que han aportado la información suficiente para conocer la evolución urbanística, económica y cultural que a través de sus mil años de historia tuvo el poblado. En los primeros siglos de su andadura es cuando sufre mayor crecimiento poblacional a la vez que asimilaban y adoptaban para sí influencias del exterior, pues desde Centroeuropa llegaban gentes que contactaban con esta tribu megalítica de pastores y aportaban nuevos conocimientos. Las casas las construían pegadas a la cerca que les servía de muralla. Casas y cerca eran totalmente de madera, y el arte doméstico encontrado enseña como sus utensilios y herramientas eran sencillas y rudimentarias.
Es en el siglo V antes de Cristo, cuando La Hoya culmina su crecimiento con la ocupación del poblado por parte de celtíberos procedentes de la meseta, que aportan una cultura y desarrollo superiores, cambian la forma de vida y se consolida un crecimiento social y técnico, por lo consiguiente también económico, convirtiéndose en uno de los núcleos de población más importantes de los celtibéricos berones. La muralla se consolida y refuerza, las casas se separan de la muralla hacia el centro y se construyen adosándose unas a otras formando manzanas, calles y plazas. Los hogares que anteriormente se encontraban en el centro del habitáculo ahora se construyen pegados a las paredes. Con el desarrollo cultural y comercial aparecen también otros edificios dedicados a lugares de culto o de reuniones sociales, tiendas... El poblado de La Hoya fue con todo ello un destacado centro comercial y de organización del territorio. Los habitantes de La Hoya abandonaron el poblado y se trasladaron a otros lugares próximos hacia el siglo III antes de Cristo, y aunque no se conocen las causas sí que parece coincidir con los inicios de la romanización de la zona.
Al recorrer las zonas excavadas del yacimiento y contemplar los restos del poblado en el que se asoman las viviendas, las calles y sus aceras, las plazas así como parte de la muralla que lo defendía, lleva al visitante a imaginar a estas gentes en su trajín diario y casi a esperar que el viento haga resonar sus voces. A la entrada del yacimiento, en el mismo recinto, se encuentra el Centro de Interpretación de La Hoya donde unos paneles con información gráfica, vitrinas expositoras donde hay todo tipo de utensilios y arte domestico, así como una proyección audiovisual, dan una clara visión de la historia de estas gentes y su importante poblado. En el centro del museo y a escala natural, se puede admirar una réplica de una de las viviendas de la etapa celtibérica.
Se cuenta que alrededor de la segunda mitad del siglo IV antes de Cristo, en un vibrante día de feria y mercado donde los habitantes de La Hoya ofertaban sus productos, el poblado fue atacado e incendiado, muriendo parte de sus gentes. En las excavaciones del yacimiento se han recuperado, fosilizados, objetos de la vida cotidiana así como algún cadáver con signos de violencia.
En el yacimiento también se han hallado restos de la ganadería que se criaba en el poblado, cabras, ovejas, vacas y cerdos son los más frecuentes pero también se han localizado caballos y perros. Como dato curioso decir que el gallo se encuentra documentado en este yacimiento en la Segunda Edad de Hierro.
El Centro de Interpretación del Poblado de La Hoya se puede visitar:
Los pobladores de La Hoya, se ha podido conocer por la presencia en adornos y detalles de sus enseres, que de sus creencias y rituales formaban parte importante los de tipo zoolatrico, caballo, ciervos, bóvidos y sobre todo serpientes. En la base de la muralla y como ayuda en su defensa ¿ritual mágico o astucia? colocaban las cornamentas de estos animales.
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Hasta la localidad alavesa de Laguardia podemos llegar desde Logroño siguiendo la A-124 que comunica ambas localidades. Esta misma carretera pero en su otro sentido une Laguardia con las localidades vecinas de Samaniego, Ábalos y Labastida, así como con Briñas y la N-124 entre Haro y Miranda de Ebro. También en el tramo de A-124 comprendido entre Laguardia y Samaniego, en el término municipal de Leza, encontramos el cruce con la A-2124 que llega hasta este lugar procedente de Vitoria atravesando el puerto de Herrera. Otras posibilidades para acceder hasta Laguardia las encontramos en las localidades riojanas de Fuenmayor y Cenicero en plena N-232, desde donde parten sendas carreteras que llegan hasta Laguardia pasando antes por Lapuebla y Elciego respectivamente. Por último hasta Laguardia llegan igualmente la A-3228 que comunica la localidad con Elvillar y Cripan entre otras poblaciones.
El acceso que conduce hasta el Poblado de la Hoya lo encontraremos nada más tomar el desvío por la carretera que une Laguardia con Elvillar. Este cruce se sitúa en plena carretera A-124 a su salida de Laguardia dirección Samaniego. Una vez tomada la pista asfaltada que lleva hacia el poblado solo nos queda seguir su curso haciendo caso omiso de cuantos caminos salen a nuestro paso y siguiendo las indicaciones que señalan el sentido a seguir. A nuestra llegada encontraremos una zona de aparcamiento donde poder dejar nuestro vehículo.
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